Hace 10 años que Laura Bustos trabaja como Asistente de Personas Mayores en la Residencia de la Santa Cruz. Cuando le preguntamos si es feliz cuidando a adultos mayores, de inmediato sonríe y dice con fuerza que le encanta su trabajo.
Desde que llegó al hogar participa con mucho entusiasmo en las Conferencias del personal, que se realizan cada semana. “No puedo ir todas las veces, pero trato de por lo menos participar una vez al mes”, afirma.
Si bien es muy activa en la parroquia de su barrio, donde apoya la catequesis familiar y de Primera Comunión y es la coordinadora de su capilla, a Laura las Conferencias le han entregado un espacio muy valioso para crecer y mejorar en su trabajo.
“El solo hecho de leer el Evangelio del día ya es una ayuda. Pero además podemos reflexionar en grupo, traer los textos bíblicos a la vida real y cotidiana. Siempre queda una enseñanza importante. A mí las Conferencias me enseñan a tener más amor para los ancianos que cuido. A ver que Cristo está en esa persona que no puede valerse por sí misma y que necesita de mi ayuda”.
Laura cuenta que aunque a veces les cuesta darse el tiempo para asistir, cuando ya están en la Conferencia la reunión se alarga porque se entusiasman en la conversación. “Reflexionar con las compañeras, traer el Evangelio a la vida de nosotras es sanador. Darme cuenta de que Jesús vive en mí, que Dios me ayuda día a día, es muy gratificante”.
Destaca que el espacio de las Conferencias es importante para conocerse mejor y acompañarse entre las compañeras, además de renovarse ella misma para servir con más cariño a los residentes. “Se puede escuchar a otras compañeras que me enseñan a tener más amor y paz. Porque si yo no lo tengo, no podría dar ese amor y esa paz a los adultos mayores. Quizás hasta los trataría de manera déspota, lo que no corresponde”.
Esta instancia además les ayuda para entregarse contención mutua, algo muy importante considerando el gran desgaste que esta labor implica para todas las Asistentes de Personas Mayores. El testimonio de sus compañeras la anima a dar lo mejor de sí: “si puedo entregar el 100% lo hago. Trato de ayudar a mis compañeras, porque a veces una persona sola no puede bañar o dar la alimentación a algunos ancianos”.
Destaca también que la instancia de las Conferencias “nos ayuda a conocer el trasfondo de las personas, los problemas que ellas sufren. Saber más de la vida de las demás mejora nuestro compañerismo”. Por eso le gustaría que todas “estuvieran dispuestas a abrir su corazón, aunque a veces no nos damos cuenta de los caminos que nos pone el Señor, y una misma los va cerrando”.
Por eso invita a todos los trabajadores de la Sociedad de San Vicente de Paul a participar de las Conferencias Vicentinas. “Van a encontrar la paz, van a comprender que este Dios grande nos acompaña en nuestra vida como trabajadores y también en nuestra vida diaria”.